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El giro teológico de la fenomenología francesa

como perfeccionamiento del método husserliano.


Una respuesta a las críticas de la “nueva fenomenología”
Introducción a la discusión
• El término “nueva fenomenología” en Francia hace referencia al desarrollo de los autores
incluidos en la obra de Janicaud de 1991 titulada El giro teológico de la fenomenología
francesa en la cual el autor denuncia una nueva corriente dentro de la fenomenología por
ver en ella cierto desvío del sentido original del método propuesto por Husserl. No
obstante, nuevos autores siguen surgiendo y la discusión no se limita únicamente a ellos.
• Entre los autores más importantes están:
- Jean-Luc Marion → Fenomenología de la donación y el Don
- Michel Henry → La Carne
- Emmanuel Levinas → La Infinitud del rostro del Otro
- Jean-Luois Chrétien → Llamada-Respuesta
- Paul Ricoeur → Hermenéutica del sentimiento religioso
- Claude Romano → El Evento
- Emmanuel Falque → La metamorfosis de la finitud
- Jean-Yves Lacoste → La Humanidad del hombre
• Janicaud pone en duda que el desarrollo de estos autores pueda considerarse
fenomenología tal y como la concibió Husserl. Más bien, estos desarrollos parecen
tener rasgos teológicos que deforman tanto a la fenomenología como a la teología.
No se trata de invalidar a la teología, Janicaud insiste en que no se trata de una
disputa ideológica en la que se defienda o no la existencia de Dios, sino únicamente
en definir correctamente el ámbito de competencia de ambas disciplinas.
• Tampoco se trata de entrar en una disputa ideológica en el que entren presupuestos
dogmáticos, como que la fenomenología debe ser esencialmente atea, cristiana,
judía o musulmana. Nada más alejado del método fenomenológico que caer en este
debate.
• No obstante, si atendemos al reclamo de Janicaud sobre la correcta delimitación de
los ámbitos, no puede haber cabida a una filosofía de la religión genuina que de
cuenta de lo religioso en su especificidad. A lo sumo, la religión, como un ejemplo
existentivo de una ocupación humana, serviría como excusa para dar con el único
ámbito de la fenomenología: la vida fáctica. No obstante, lo que estos autores
franceses han evidenciado, es que la reducción fenomenológica, llevada a su forma
más radical, puede visibilizar nuevos fenómenos que fundamentan lo religioso en sí,
y que la vida fáctica evidencia algo de teológico sin salirse del ámbito de lo dado. El
propósito de esta investigación es responder a las críticas que el desarrollo de esta
fenomenología ha suscitado en el debate actual.
La fenomenología como método, y no como
ideología
• Como se señaló anteriormente, ni esta investigación, ni la crítica de
Janicaud pretenden fundar una fenomenología atea o teísta. Estas
consideraciones dogmáticas van en detrimento del espíritu científico de la
fenomenología, la cual no admite que se adopten presuposiciones
metafísicas que no sean evidentes. Es más bien en la imparcialidad a la que
nos remite la reducción el lugar en el que debemos mantener la discusión.
• Lo que en realidad está aquí en juego es lo que se entiende por
fenomenología, el método mismo y sus límites, el ámbito de lo originario, y
las consecuencias de abandonar ciertas nociones como la de la objetividad
o el ser como horizontes de la fenomenlaidad.
• También se está definiendo el ámbito de la filosofía de la religión, la
posibilidad de hacer fenomenología de la experiencia religiosa y diferenciar
este desarrollo teórico de la teología.
“Phenomenology and Theology make two”

• Janicaud señala que la fenomenología debe


dejar por fuera la pregunta sobre Dios, pero,
que este principio no implica que ella misma
sea atea como tal. No se trata de fundar una
fenomenología atea a la manera de Sartre.
• El problema es más bien metodológico: tanto
la teología como la fenoenología procuran ser
fundantes. Por lo tanto, cada una debe tener
su ámbito y su objeto bien delimitado.
Heidegger: Fenomenología y Teología (1927)

• En un texto corto sobre una lección impartida por Heidegger en


1927, se plantea que la teología es una disciplina positiva sobre la
fe, absolutamente distinta a la filosofía. Y es debido a este carácter
absolutamente positivo de la teología Cristiana, que ella no tiene
nada que esperar de la filosofía. La teología parte de articulos de
fe dados, que son consituidos por la Revelación, y a partir de ellos,
desarrolla su explicación teorética del mundo. Igualmente las
ciencias, parten de objetos ya constituidos para generar sus
desarrollos teoréticos. La fenomenología no parte de nada dado,
no es una disciplina positiva, sino más bien fundamental, en el
sentido de que busca ir a los principios constituyentes de todos los
seres, para dar una explicación ontológica del mundo.
El problema de acuerdo con Janicaud
Ni la teología ocupa de la fenomenología, ni la fenomenología de la
teología. De hecho, ambas deben hacer epojé una de la otra por dos
razones:
1. En primer lugar, la fenomenología no puede partir de supuestos dados
que no le sean evidentes, y la teología no puede sustituir a la fe por una
explicación racional o filosófica, pues dejaría de ser teología.

2. En segundo lugar, dado que ambas disciplinas tienen fundamentos


distintos, si la teología se sitúa en el ámbito existencial, entonces dicho
horizonte debería ser el que le dicte su método de corrección, y no la
Revelación. Por el contrario, si se plantea algo así como una fenomenología
de lo teológico, entonces lo existencial estaría al servicio de un supuesto
dogmático preconcebido y no podría ser una disciplina autónoma.
¿Qué propone el giro teológico?
• Es evidente que subsumir todas las propuestas de estos autores
es una reducción imprecisa que no permite comprender a
profundidad cada propuesta en particular. No obstante, para los
propósitos de esta ponencia, podemos ver un parecido de
familia entre las propuestas de los que podríamos llamar
“herejes” de la fenomenología que en su mayoría son autores
franceses. A grandes rasgos, sostuvieron que dentro de la
fenomenología pueden admitirse fenómenos que permiten
pensar lo religioso desde la estructura fundamental del mundo.
E.g., el Don, el Icono, la Encarnación, lo Inmemorial, el
fenómeno saturado, y todo desarrollo fenomenológico que
muestre de una u otra manera la esencia de lo religioso.
A pesar de que estos desarrollos parecen sugerir una mezcla entre
fenomenología y teología, en realidad esta no es la problemática que está en
juego. Todas las propuestas de los autores incluidos en el giro tienen la
pretensión de ser estrictamente fenomenológicas. El ámbito desde el cual
visibilizan lo religioso siempre es el del fenómeno, es decir, se dirigen siempre
a las cosas mismas y, desde ahí, sugieren pensar lo teológico. Es indispensable
mostrar en este punto las pretensiones de los autores aquí implicados. La
distinción kantiana entre pensar y conocer es relevante para comprender lo
que dichos autores están mostrando con sus desarrollos filosóficos. Los
fenómenos anteriormente citados permiten pensar —no conocer— el tema
de lo teológico. E.g., el fenómeno saturado se da por un exceso de intuición
que escapa a la intencionalidad cognoscente. Este exceso permite pensar lo
divino como el grado máximo de donación de lo fenoménico. No obstante,
pensar el exceso de intuición en el ámbito de lo fenoménico no es lo mismo
que tener la experiencia de lo divino, pues ello se debe revelar a la persona
religiosa en lo particular. Lo que Marion quiere mostrar con su desarrollo, es
la esencia de lo religioso desde la visibilización de la excedencia máxima del
fenómeno. Dicha acción de develar desde la evidencia de lo fenoménico se
puede dar si se libera el ámbito de lo originario de la objetividad y del ser,
colocando a la donación como lo fundante de toda experiencia fenoménica.
El ámbito de la fenomenología de la religión
• Una vez aclaradas las pretensiones de los autores citados, podemos ver que el
ámbito de la fenomenología de la religión es el mismo que el de la fenomenología.
No se abandona nunca el ámbito de la evidencia fenomenológica, ni el de la vida
fáctica, ni el método de la reducción, ni las nociones de intuición, esencia,
intencionalidad, representación, constitución, noesis, noema. Tampoco se está
fundando un ámbito nuevo ni una “fenomenología cristiana.” Sino que, desde estas
nociones, se pretende visibilizar lo religioso en su especificidad, pero no a través de
una captación propia de la intencionalidad cognoscente, sino simplemente desde el
pensamiento. Es decir, podemos pensarlo, sin necesidad de conocerlo, y por esto,
la fenomenología de la religión no reemplaza a la fe. Por eso, el problema de
fundamento, descrito anteriormente por Janicaud basado en el escrito de
Heidegger de 1927, no aplica para el trabajo de estos fenomenólogos, pues, ni sus
desarrollos pretenden ser el fundamento de la teología, ni están pensando poner a
la fenomenología al servicio de la teología, sino simplemente dejar hablar a los
fenómenos mismos cuando se trata de aclarar la esencia de lo religioso.
Pensar lo teológico se dio desde el inicio de
la fenomenología
En el proyecto de una carta con destinatario
anónimo del año 1935, Husserl escribe: “El
hombre vive como ser finito, pero es finito en el
horizonte de la infinitud. Su destino es llegar a ser
plenamente consciente de esta infinitud y
asumirla con plena conciencia […] en dirección
hacia el Ideal absoluto que mueve concretamente
su espíritu en tanto Dios de la religión.” (Husserl,
Briefwechsel, ob cit., vol. 9, p. 521)
El giro teológico como perfeccionamiento del
método husserliano
Ciertamente, cuando vemos el desarrollo posterior de los discípulos de Husserl y los
fenomenólogos posteriores más importantes que podríamos denominar “nuevos
fenomenólogos” en Francia (incluido Marion), vemos que todos intentan ir más allá que el
mismo Husserl en la reducción, en ampliar el ámbito de lo originario, en llegar a la forma
más pura de lo fenomenológico, alegando que hasta el momento no se ha sido lo
suficientemente radical en la aplicación del método. A simple vista esto podría parecer un
enorme desacuerdo y contradicción entre los mismos “especialistas” de la materia; un
punto débil en el carácter “científico” de la fenomenología de la que se esperaría que su
método fuera definitivo y que estuviera exitosamente cimentado sobre la base de un
consenso, como ocurre en las ciencias naturales y exactas, en las cuales hay un mayor
grado de aceptación de los principios básicos que sustentan su método. No obstante, lo
que ocurre en el caso de los fenomenólogos que podríamos denominar “herejes” de la
fenomenología, es que existe una plena aceptación de los principios fundamentales de
Husserl, y sobre esa base, es que pueden aparecer desarrollos posteriores del método
mismo que amplían el ámbito de la fenomenología, su aplicación y la visibilización de
nuevos fenómenos. Esto quiere decir que la fenomenología no está muerta, en el sentido
de que no es un método estático que ya ha sido agotado y el cual ya no pueda abarcar
nuevos ámbitos, sino que ella misma continúa abierta hacia nuevas posibilidades y por
ende, es necesario que aparezcan nuevos “herejes” en el camino.
De la fenomenología de lo inaparente a la
fenomenología de la donación
La fenomenología de lo inaparente aparece en el desarrollo
tardío de Husserl cuando se dirige a los elementos de la esfera
de la excedencia, que se extienden más allá de la generatividad y
son en ese sentido metahistóricos. Se trata de “fenómenos
caracterizados por su inaccesibilidad, detectados precisamente
en la imposibilidad de fenomenización, e incluyen lo inconciente,
el sueño, el nacimiento y la muerte, la temporalidad, el otro, los
otros mundos, la vida animal y vegetal, la tierra, Dios, etc.”
(Inverso, H.) En palabras de Steinbock “están dados como no
siendo capaces de darse” (2003, 290). Para poder vsibilizar la
excedencia Marion ve la necesidad de ampliar el ámbito de lo
originario. Podemos ver que este movimiento no es exactamente
un presupuesto teológico sino una necesidad metodológica a lo
interno de la fenomenología.
Reducción y Donación 1989
• En Reducción y Donación Marion interpreta a Husserl y a Heidegger.
Husserl: primera ruptura: el retorno a la intuición como fuente originaria
de la evidencia y la justificación fenomenológica.
Heidegger: segunda ruptura: el fenómeno se muestra en lo manifiesto y
aquello no manifiesto, tanto en su apariencia como en su inapariencia.
• Marion añade: Lo propio del fenómeno no es el aparecer a una conciencia
como un objeto dado, sino el darse, y es en la donación en donde se
encuentra el ámbito de lo originario. Y sintetiza a ambos: dado que en la
intuición encontramos la justificación de la evidencia fenomenológica de
las cosas mismas, y además el fenómeno es tanto lo que aparece como lo
inaparente, puede darse un fenómeno que, por exceso de intuición, sature
a la conceptualización y de más de lo que puede ser capturado por la
intencionalidad cognoscente.
La donación como necesidad
metodológica
La fenomenología de la donación es una radicalización del método
husserliano y deriva de él precisamente porque su propósito primordial es
darle a la filosfía el carácter verdadero de filosofía primera. Es una
superación del ámbito de la objetividad y de la existencialidad: “a mayor
reducción, mayor donación.” (Marion, Reducción y Donación, p.212 1989).
Plantear la donación como lo más originario del fenómeno es ir más
directamente al fundamento de todo lo consituido. Este ámbito es
anterior a la objetividad y a la existencialidad pues el fenómeno puede
captarse en su donación sin necesidad de pasar por la objetivación de la
consciencia ni por la pre-comprensión del ser. “No hay donación sin
reducción, no hay reducción que no desemboque en una donación[…] por
ende, la donación de lo dado, bajo la expresa condición de que se
encuentre ya reducida, se vuelve absolutamente indubitable.”(Marion,
Acerca de la donación. Trad. Gerardo Losada, 2005). La donación, así
comprendida, es la certeza y la universalidad de sentido buscada por
Husserl en la filosofía primera.
La variante husserliana de “la filosofía como ciencia estricta” en
Ideas I, es solo una estación dentro de un recorrido mucho más
amplio. La riqueza de los contenidos de la fenomenología no debe
ser reducida al ámbito de la objetividad o al de la intencionalidad
cognoscente. Una actitud en extremo restrictiva de la
fenomenología podría ir en detrimento de ella misma. Existen
amplias regiones del fenómeno que podrían quedar
completamente ignoradas. Incluso podría pensarse el método de la
fenomenología como algo indiscutible y acabado, impidiendo
abarcar la riqueza temática de los contenidos de la disciplina. En
este sentido la fenomenología corre el riesgo de caer en el reclamo
de Sparrow, quien afirma que carece de vitalidad filosófica, que ya
no tiene nada más qué decir, pero que, sin embargo, abunda en
defensores del método a los que considera una suerte de muertos
vivientes y a la fenomenología una especie de filosofía zombi.
Nuevas regiones del fenómeno
Dado que la donación es un ámbito más
fundamental que la objetividad y lo existencial,
Being-in-the-World
Being-before-God
• Desde Heidegger, ha existido un presupuesto
incuestionable según el cual la estructura básica de la
esencia de la individualidad se debe hacer desde el
estar-en-el-mundo.
• No obstante, esta no es la única manera possible de
describer la estructura fundamental de la individualidad.
Steven DeLay (Oxford), utilizando una amplia variedad
de fuentes filosóficas, articula una vision de la
individualidad que enfatiza la experiencia ineludible de
la humanidad ante Dios: Being-before-God.
Objetivo General
• Demostrar que la propuesta de Marion es
estrictamente fenomenológica en
contraposición a las críticas de sus
contemporáneos y presentarla como el inicio
de una nueva fenomenología.
Objetivos Específicos
• Desarrollar la fenomenología de la donación y el
fenómeno saturado propuestos por Marion.
• Reconstruir las posibles críticas y objeciones a dicha
propuesta.
• Plantear la pregunta por la posibilidad de la
fenomenología de la religión y refutar las críticas.
• Determinar las principales consecuencias de ampliar
el campo de lo originario y de introducir el fenómeno
religioso como propuesta fenomenológica.
Marco Teórico
• Intuición: la forma que tiene el sujeto de conocer ineludiblemente a través de la
sensibilidad.
• Intencionalidad: todo lo que corresponde al reino del significado, al contenido de
la consciencia y del Yo.
• Concepto vacío sin objeto: concepto al cual no le corresponde ninguna intuición y
que no puede tener contenido cognitivo.
• Fenómeno saturado: fenómeno que se caracteriza por exceso de intuición y que no
puede ser captado por la Intencionalidad.
• Donación: es lo primordial del fenómeno en tanto que dado, la estructura propia
de lo originario del fenómeno anterior al objeto y al ser.
• Inapariencia: aquello que es tal que no se muestra en primera instancia, tal que
permanece oculto frente a lo que en primera instancia se muestra, pero que es
igualmente algo perteneciente de manera esencial a lo que se muestra en primera
instancia, de manera que constituye su sentido y fundamento. (Heidegger S&Z §7).
Estado de la Cuestión
• El problema del fenómeno religioso ha sido tratado desde el comienzo de la fenomenología
temprana: Husserl, Heidegger, Scheler, Edith Stein.
• El debate por la posibilidad de una fenomenología de la religión ha surgido desde
comienzos de la fenomenología: Jean Hering, discípulo de Husserl, criticó en su tesis
Phenomenologie et philosophie religieuse (1925), la idea de mezclar fenomenología y
teología.
• En la segunda mitad del siglo XX aparecen una serie de autores que aplican el método
fenomenológico al fenómeno religioso. Entre los principales exponentes de dicha corriente,
denominada por Janicuad como el Giro teológico de la Fenomenología Francesa están:
Jean-Luc Marion, Michel Henry, Jean-Louis Chrétien, E. Levinas y Paul Ricoeur. Junto con
ellos aparecen las principales críticas a tal abordaje fenomenológico: D. Janicuad, J.
Derrida.
• Dentro de los teóricos actuales más relevantes que tratan el problema de la donación y el
fenómeno religioso desde la fenomenología, cercanos a Marion y Derrida están: John D.
Caputo, Michael Scanlon, Richard Kearney, Merold Westphal, J.A Simmons y B.E. Benson.
Proponen distintos acercamientos al problema de visibilizar el fenómeno religioso, así como
la discusión sobre la posibilidad de una nueva fenomenología.
El problema del fenómeno religioso
• La pregunta es por la posibilidad de la imposibilidad. El fenómeno religioso
constituye un fenómeno imposible pues busca visibilizar aquello que no
puede ser objetivado. Marca los límites de lo posible y lo imposible del
fenómeno en general.

• La dificultad: si se acepta como fenómeno únicamente lo que podemos


corroborar empíricamente, se pierde la especificidad de lo religioso en él.
Si se intenta capturar su sentido anagógico, se pierde la conceptualización.
Fenomenología de la donación y el
Fenómeno Saturado
• En Reducción y Donación Marion interpreta a Husserl y a Heidegger.
Husserl: primera ruptura: el retorno a la intuición como fuente originaria de
la evidencia y la justificación fenomenológica.
Heidegger: segunda ruptura: el fenómeno se muestra en lo manifiesto y
aquello no manifiesto, tanto en su apariencia como en su inapariencia.
• Marion añade: Lo propio del fenómeno no es el aparecer a una conciencia como
un objeto dado, sino el darse, y es en la donación en donde se encuentra el ámbito
de lo originario. Y sintetiza a ambos: dado que en la intuición encontramos la
justificación de la evidencia fenomenológica de las cosas mismas, y además el
fenómeno es tanto lo que aparece como lo inaparente, puede darse un fenómeno
que, por exceso de intuición, sature a la conceptualización y de más de lo que
puede ser capturado por la intencionalidad cognoscente.
El fenómeno saturado según las categorías
de Kant
Por exceso de intuición el fenómeno saturado es:
• No mentable (Invisable) según la cantidad. (El
acontecimiento)
• Insoportable según la cualidad. (El ídolo)
• Absoluto según la relación. (La carne)
• Inmirable (irregardable) según la modalidad. (El
rostro del Otro)
Principales críticas a la fenomenología de la
Donación
• Janicaud:
1) Del fenómeno inaparente no se sigue necesariamente el fenómeno saturado.
2) Subordinación de la descripción de los fenómenos en sí mismos a la búsqueda de la
esencia de la fenomenalidad. Se deja de lado el proyecto positivo y científico de la
fenomenología por buscar lo originario.
3) Violación al Principio de todos los Principios.

• Derrida:
1) Gegebenheit ≠ donación.
2) La donación pura no puede describirse sin destruirse.
Respuestas a las objeciones
• Una propuesta fenomenológica debe ser capaz de visibilizar aunque su contenido cognitivo
no pueda ser completamente abarcado. Por eso el fenómeno saturado permanece dentro del
ámbito fenomenológico. Puede ser descrito aunque esto no implique ser conocido en sentido
kantiano.
• Esto no significa que el fenómeno saturado no tenga valor cognitivo en sí mismo, sino más
bien que por exceso de intuición, desborda el ámbito del significado.
• Fenómeno saturado ≠ concepto vacío sin objeto. La cognición del fenómeno saturado se
queda en los límites de la experiencia particular.
• La donación es anterior al concepto y a la objetividad. Por eso puede darse y al mismo
tiempo, rebasar el ámbito de la Intencionalidad.
Aclaraciones sobre el fenómeno saturado
• 1) Se da dentro de los límites de lo dado. Va a las cosas mismas.

• 2) No es un concepto vacío sin intuición sino lo contrario, un fenómeno


con exceso de intuición y vacío de concepto.

• 3) Puede darse a pesar de que no sea capturado por la Intencionalidad,


pues el ámbito de la donación es anterior a la objetividad y a la
consciencia y por ende deja libre al fenómeno de las condiciones de
posibilidad.
Respuesta a Derrida
• El don como tal no es absolutamente imposible, sino que su existencia
presente no aparece en tanto tal. El evento del don no es un evento que
podamos conocer como evento presente, sino que es un evento que
hacemos, sin saber que lo estamos haciendo y que lo estamos recibiendo,
ni de quien lo recibimos. Por eso es posible que el don se de sin destruirse
a sí mismo.

• El don como evento es anterior a la identificación teorética.

• El fenómeno no puede ser completamente abarcado como tal.


La Nueva Fenomenología
• La donación, en tanto que amplia el ámbito de lo originario, permite la
vizibilización del fenómeno religioso, y a la vez, revoluciona a la
fenomenología como tal.
• Libera al fenómeno de todas las condiciones de posibilidad, de la
objetividad y de su aparición en tanto que presencia. Esto abre un nuevo
horizonte para comprender la fenomenología.
• La donación muestra al fenómeno en sí mismo, y no como noema, como
únicamente contenido para la consciencia.
Otros herejes de la fenomenología
• Henry: Lo Inmemorial, Vida, Ser, Yo, Olvido.

• Chrétien: el fenómeno religioso por excelencia


es la oración o el acto de orar.

• Ricoeur: hermenéutica de la religiosidad.

• Lévinas: Totalidad e Infinitud

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