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Los sonidos tienen cuatro propiedades que hacen que cada uno sea único. Pero
aunque somos muy sensibles a los pequeños cambios en los distintos sonidos, en
general no sabemos dónde están esas diferencias.
Aquí vamos a conocer esas cuatro propiedades para poder agudizar nuestro oído
y empezar a reconocer en profundidad por qué es que cada sonido suena en la
forma en la que lo hace.
Duración
Sin duración (tiempo) no hay sonido. De hecho necesitamos que un sonido tenga una mínima
duración para que en él podamos distinguir las otras propiedades,
Aunque la duración del sonido se puede medir en segundos, en música vamos a utilizar las Figuras
musicales. Éstas son símbolos que representan las distintas duraciones que le podemos dar a los
sonidos.
Aquí se pueden escuchar dos sonidos de duraciones diferentes (tocados por un oboe).
Corto: Largo:
Representación gráfica de dos ondas
con duraciones diferentes
Aquí tenemos la representación gráfica de dos ondas sonoras con duraciones diferentes.
Específicamente la segunda tiene el doble de duración de la primera.
Por poner un ejemplo, un contrabajo es instrumento mucho más grave que un violín.
Aquí se pueden escuchar dos sonidos con alturas diferentes (tocados por un piano).
Grave: Agudo:
Representación gráfica de dos ondas
con alturas diferentes
Sonido más agudo
Para escribir las distintas intensidades usamos las dinámicas y los reguladores.
Fuerte: Suave:
Representación gráfica de dos ondas
con intensidades diferentes
Sonido suave
Sonido fuerte
Timbre
Probablemente el timbre sea lo más fácil de diferenciar y lo más difícil de explicar.
Podemos decir que es el sonido en si mismo, su color, su forma. Dos personas podrían cantar un
sonido con la misma duración, altura e intensidad, pero aún así podríamos reconocer cuál es la voz de
cada uno, eso se debe al timbre.
La notación del timbre se hace escribiendo qué instrumento debe tocar los sonidos y de qué manera
(con qué técnica) debe hacerlo.
Aquí hay dos sonidos con duración, altura e intensidad idénticas, pero con diferente timbre:
Timbre 1
Timbre 2
Conclusión
Estudiar música significa, en parte, aprender a controlar todos estos parámetros, ya sea a la hora de
tocar, de dirigir o de componer. Es por eso que, aunque empezamos prestando atención solamente a las
duraciones y a las alturas, debemos intentar ser conscientes de cómo trabajamos con cada aspecto del
sonido. Para una persona que lleva un tiempo tocando, no tiene sentido tocar bien las alturas y las
duraciones si las dinámicas no tienen movimiento o si no puede tener un buen sonido (buen timbre).
Para lograr esto, antes que nada debemos abrir nuestros oídos y nuestra cabeza y tratar de escuchar
las sutiles (y no tan sutiles) diferencias que hay en los sonidos que nos rodean y en los sonidos de la
música que escuchamos.