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EXPLORACION DE LAS

ARTICULACIONES
PERIFERICAS

DRA. CARMEN ROJAS C.


MEDICINA INTERNA-REUMATOLOGIA.
PROFESOR ASISTENTE.
UNIVERSIDAD DE ANTOFAGASTA
EXPLORACION DE LAS
ARTICULACIONES PERIFERICAS.
Examen de las articulaciones periféricas:
 En reposo
 En movimiento
Efectuar en forma metódica y ordenada.
Evaluar sistemáticamente:
 Actitud postural
 Aspecto (alineación, deformidad, tumefacción)
 Dolor a la palpación
 Movilización (activa y pasiva) y
 El recorrido de los movimientos.
La exploración de las articulaciones implica la comprobación
por parte del examinador de las anomalías observadas
durante la inspección o relatadas por el paciente, así como
la posible obtención de otros signos ignorados hasta el
momento.
Al examinar las articulaciones periféricas el explorador debe
utilizar ambas manos: una se apoya o abraza la articulación
y la otra se encarga de movilizarla. De esta manera se
pueden percibir ruidos articulares a la vez que se valora el
grado de movimiento. Es recomendable que la mano que se
encuentra sobre la articulación la presione moderadamente
mientras explora la movilidad, para poder detectar desde un
principio si existe inflamación articular.
Los ruidos articulares son sonidos de distintas características
que se recogen por palpación mientras la articulación se
moviliza.
Se pueden encontrar crepitaciones finas en los casos de
desgaste importante del cartílago articular (artritis
reumatoide),
- crepitaciones gruesas (crujidos) abundantes y de tono
áspero cuando la articulación está severamente destruida
(artrosis) y
- chasquidos de tono más alto y de aparición aislada, no
dolorosos, la mayoría de las veces sin significado patológico.
En ocasiones estos ruidos articulares, además de palparse,
son audibles por el examinador y por el propio paciente,
quién en este último caso los interpreta como un síntoma.
La exploración de la movilidad articular nos
informará además de la posible existencia de
ruidos, si los movimientos son normales, se
encuentran limitados o han desaparecido y si
resultan dolorosos.

La semiología básica de las articulaciones


periféricas está integrada por:
 Dolor
Tumefacción
Limitación de la movilidad.
DOLOR.
Se puede desencadenar con la palpación y/o con la
movilización.
Cuando existe inflamación de la sinovial articular, todo
el recorrido del movimiento (activo y pasivo) es
doloroso y puede estar limitado en amplitud.
La afección de estructuras periarticulares (tendinitis,
bursitis, entesitis, lesiones de ligamentos o
músculos) produce dolor topográficamente selectivo
y limita planos concretos de la movilidad, es más
fácil apreciarlos examinando y comparando respecto
de la extremidad contralateral. El dolor en los
movimientos resistidos (isométricos) es muy típico
de las tendinitis.
TUMEFACCION.
Este signo puede pasar desapercibido en
articulaciones profundas.
Es importante diferenciar como causa de
tumefección entre:
 Engrosamiento sinovial
 Derrame articular y
 La inflamación de elementos
periarticulares.
Conocimientos de anatomía.
Las maniobras que permiten apreciar fluctuación
orientan a la presencia de derrame que en
asociación con un aumento de la temperatura
local y eritema sugieren una etiología inflamatoria.
El engrosamiento sinovial de una vaina
tendinosa, bolsa serosa o articulación expresa
sinovitis y es frecuente que coexista con derrame.
Una intensa proliferación sinovial puede dificultar
la apreciación del derrame articular.
La presencia concomitante de tumefacción,
eritema y borramiento de los pliegues cutáneos es
indicativo de artritis o periartritis.
MOVILIDAD ARTICULAR.
El recorrido de los movimientos articulares en los
distintos planos depende de factores como:
 Edad
 Sexo y
 Raza.
Su medición se hace habitualmente utilizando el
“Método Cero” de Cave y Roberts, donde la posición
anatómica en extensión de los miembros y del
tronco es considerada como cero grados.
Algunas articulaciones (rodilla, codo) no permiten la
extensión en situaciones normales, si se obtiene
este movimiento se designa como “hiperextensión”.
Al valorar el grado de movilidad articular se deben
realizar movimientos tanto activos como pasivos,
aunque son estos últimos (los que imprime el
examinador) los que ofrecen mayor información.
La limitación de la movilidad activa puede deberse
a procesos periarticulares, siendo preciso
diferenciarla de la de la restricción de los
movimientos pasivos, que suele reflejar enfermedad
articular.
Las lesiones ligamentosas pueden inducir
inestabilidad articular. Su relevancia es mayor en
articulaciones de carga, sobre todo en la rodilla
De los signos inflamatorios articulares la apreciación de
aumento de temperatura se efectúa mediante la palpación
articular con el dorso de los dedos de la mano que explora. Es
conveniente comparar la temperatura percibida con la de las
estructuras periarticulares y paraarticulares, y siempre que sea
posible con la articulación contralateral.
El derrame articular, que en muchas ocasiones acompaña ala
tumefacción, se puede descubrir fácilmente en las
articulaciones del hombro y la rodilla. En esta última, que es
donde con mayor frecuencia se detecta, se puede reconocer
vaciando el fondo de saco sinovial situado debajo del
cuadriceps con una mano, en dirección caudal, y percibiendo el
líquido con los dedos de la otra mano (como un resalte) que se
encuentra fijando la rótula.
También tiene interés la valoración de la masa muscular, y
sobre todo, de la fuerza, que suele representarse
numéricamente en una escala del uno al cinco.
ARTICULACIÓN
TEMPOROMANDIBULAR.
 Se identifica esta articulación mediante la palpación
bilateral por delante del trago, durante los movimientos
de apertura y cierre de la boca.
 Localizaremos nuestros dedos inmediatamente por
delante de los tragos del paciente y le pediremos que
abra la boca, deslizando nuestros dedos al espacio
articular, la existencia de dolor o crepitación es
patológico, la existencia de un clic o de crujido se
encuentra dentro de la normalidad en la mayoría de los
casos.
 Durante esta maniobra se percibe si la punta de los
dedos que exploran puede penetrar en la articulación, si
existe hinchazón o hipersensibilidad y, al mismo tiempo
se conoce cual es la amplitud articular.
Hay que valorar la apertura de la boca, unos 3-6 cm
entre ambas arcadas.
Mover lateralmente la mandíbula con un
desplazamiento de uno o dos centímetros.
Protruir y retraer la mandíbula.
En sujetos normales, se puede palpar e incluso
oír un chasquido rebote o clic que no tiene
trascendencia patológica. También puede ser
expresión de la existencia de alteraciones
degenerativas, siendo en estos casos
indoloros.
Los trastornos del menisco de la ATM
ocasionan frecuentemente dolor, crepitación y
crujidos con los movimientos.
Además, la ATM puede verse involucrada en la
Artritis Reumatoide y otras artropatías
inflamatorias.
HOMBRO.
El hombro posee una gran complejidad anatómica e incluye
las articulaciones escápulohumeral, acromioclavicular,
esternoclavicular y, funcionalmente la escapulotorácica.
Los músculos deltoides, supraespinoso, infraespinoso,
subescapular y redondo menor son responsables de la
movilidad de la articulación escapulohumeral.
Su cápsula se refuerza con las fibras de los tendones
distales de dichos músculos, formando el denominado
manguito de los rotadores, cuya lesión son la principal
causa de omalgias.
En su curso sobre la corredera bicipital, el tendón de la
porción larga del bíceps, cubierto por un receso tubular de
la sinovial, es susceptible de sufrir luxaciones y roturas.
Anterior Shoulder Exam
 Sternoclavicular
joint
 Acromioclavicular
joint
 Glenohumeral joint
 Biceps tendon
Rotator Cuff Exam
 Supraspinatus
tendon
 Infraspinatus
tendon
 Teres minor
tendon
La bursa subacromiodeltoídea, habitualmente
independiente de la sinovial escapulohumeral está
implicada en la mayoría de las lesiones del tendón
del supraespinoso, que se sitúa por debajo y en
íntimo contacto.
La exploración de la articulación del hombro se
hace preferentemente con el paciente sentado, se
debe empezar por la inspección de todos los
componentes de la cintura escapular:
Hombros
Clavículas
Escápulas y
Músculos adyacentes.
Se debe prestar atención a la presencia de
posibles asimetrías entre los dos lados. Puede
estimarse la longitud de ambos brazos, midiendo
la distancia entre la punta del acromión hasta el
extremo de la apófisis estiloides del cúbito.
Una tumefacción visible, globulosa, sobre la cara anterior del
hombro que se propaga hacia el canal bicipital indica la
presencia de derrame articular.
La desaparición de la redondez normal característica del
hombro puede deberse a atrofia del deltoides (hombro en
charretera) o a una luxación anterior de la cabeza humeral.
El descenso del vientre del bíceps que se acompaña de atrofia superior del brazo
es propio de la rotura del músculo.

La elevación del omóplato puede ser congénita (deformidad de Sprengel) y la


separación del borde vertebral de la escápula de la caja torácica está relacionada
con la parálisis del músculo serrato mayor (escápula alada).

El dolor en la articulación del hombro puede deberse a procesos intrínsecos de la


articulación (artritis) o a enfermedades extraarticulares (bursitis, tendinitis)
Los movimientos que deben explorarse son los
siguientes:
Abducción.
Aducción.
Rotaciones.
Extensión.
Flexión.
Realizados de forma aislada y combinada se
exploran comparativamente.
ABDUCCION.
Se realiza levantando los brazos manteniendo los codos
flexionados o los brazos extendidos con las palmas de las
manos hacia abajo, con este movimiento se consigue un
arco comprendido entre los 90 y 120° dependiente de la
articulación glenohumeral.
La abducción completa del hombro se consigue colocando
los brazos rectos, por encima de la cabeza, alcanzándose
los 180°, de los que los últimos 60 dependen de la
articulación escapulotorácica; asimismo la
acromioclavicular y la esternoclavicular se movilizan a partir
de los 90°.
Entre los 70 y 110° la
distancia entre el
troquiter humeral y el
acromión se reduce al
máximo ; la exacerbación
de dolor durante este
recorrido (“arco doloroso
medio”) suele reflejar
lesión del tendón del
supraespinoso y/o de la
bolsa serosa
subacromial, estructuras
interpuestas entre ambas
superficies óseas.
Entre los 90 y los 180° la aparición de dolor (“arco
doloroso superior”) tiene significado diferente y es
preciso pensar en una lesión acromioclavicular, que
está implicada sólo si la abducción sobrepasa los
90°.
En las tendinitis del infraespinoso el dolor -
localizado en la cara posterior del hombro - se
excacerba con la rotación externa resistida.
La tendinitis del subescapular provoca un intenso
dolor con la maniobra de oposición a la rotación
interna.
En la tendinitis del supraespinoso, la abducción y la
rotación externa contrapuestas intensifican el dolor.
En la capsulitis retráctil (hombro congelado)
todos los movimientos se encuentran limitados,
además de ser dolorosos.
Son frecuentes los crujidos palpables y
ocasionalmente audibles, con los movimientos
escapulotorácicos pero, excepto que despierten
dolor, rara vez tienen importancia.
Es importante distinguir el dolor por lesión local
del irradiado desde la columna cervical o el dolor
de origen visceral referido al hombro (tumor de
Pancoast, irritación del diafragma derecho), este
último es difuso, mal delimitado y no modifica su
intensidad con la palpación o la movilización.
ADUCCION.
Se explora indicando al paciente que cruce el
brazo por delante del tórax. Con esta maniobra se
consigue un movimiento de entre 50 y 75°.
ROTACIONES.
Consisten en hacer girar el brazo sobre la
articulación glenohumeral, tanto hacia fuera como
hacia adentro. La rotación externa se consigue
colocando los brazos detrás de la cabeza con los
codos hacia fuera y la rotación interna situando
los brazos detrás de la espalda, también con los
codos hacia fuera. Con ambos movimientos se
describen arcos de unos 80°.
EXTENSION.
Con la movilización hacia atrás del brazo, desde
una posición vertical u horizontal, se describe un
arco de 60° en el primer caso y de 45° en el
segundo.
FLEXION.
Se puede explorar también en dos planos (vertical
y horizontal) y suele ser de unos 135°. Con el
brazo extendido a lo largo del cuerpo se dirige
hacia delante y arriba, y desde la posición
horizontal se impulsa el brazo hacia la línea
media.
La exploración del hombro se debe complementar
con la palpación de las articulaciones
acromioclavicular y esternoclavicular. Con
frecuencia estas articulaciones se encuentran
afectas de procesos degenerativos (artrosis)
aunque sin fenómenos dolorosos acompañantes.
La palpación de los primeros cartílagos costales
dolorosos e inflamados corresponde con el
síndrome de Tietze.
CODO.
Bajo la misma cápsula, en el codo se incluyen las
articulaciones humerocubital, humerorradial y
radiocubital superior (proximal).
La inspección puede poner de manifiesto
deformidades y alteraciones de la alineación
(valgo: desviación lateral, varo: desviación
medial). En su cara posterior asientan los
hallazgos más relevantes, como las lesiones
eritematoescamosas de la psoriasis, las bursitis
olecraneanas, los nódulos reumatoides, los
nódulos de Meynet (fiebre reumática) y los tofos.
Elbow Exam
 Lateral epicondyle at
insertion of common
extensor tendon
 Olecranon bursa
 Lateral joint line
between humerus
and proximal ulna for
synovial swelling or
effusion
La palpación permite identificar deformidades y
anomalías, además que se constata si se
provoca dolor al palpar el epicóndilo
(epicondilitis) o la epitróclea (epitrocleítis). La
palpación profunda del canal olecraneano
interno despierta un dolor que se irradia hacia
los dedos anular y meñique, especialmente en
los casos de inflamación del nervio cubital.
La palpación de los surcos olecraneanos
permite apreciar fácilmente una hipertrofia
sinovial y/o un derrame.
Los movimientos que deben considerarse al
explorar esta articulación son:
FLEXION: partiendo del brazo extendido a lo
largo del cuerpo se flexiona el codo
recorriéndose 160°.
EXTENSION: desde la situación anterior de
flexión se estira la extremidad hasta alcanzar
180°. Este movimiento se encuentra limitado en
las personas mayores, pudiendo ser la única
localización de una artrosis.
HIPEREXTENSION: en circunstancias normales
es de 0° o es mínima (5°). Una angulación > es
indicativa de hipermovilidad articular.
PRONACION/SUPINACION.
Estos movimientos se exploran con el codo
flexionado en ángulo recto, apoyado el codo en el
costado y la mano en posición neutra (pulgar hacia
arriba). Tanto la pronación como la supinación
deben ser de unos 85°. Cuando la realización de
estos movimientos desencadena dolor debe
sospecharse una epicondilitis o una tendinitis.
Aplicando una fuerza de oposición mientras se
realizan los movimientos de flexión y extensión se
valora el estado de la musculatura del codo.
CADERA.
En general por su ubicación profunda no es posible
apreciar directamente tumefacciones o
deformidades de la cadera. Sin embargo, la
inspección puede detectar trastornos en la marcha y
de la estática como dismetría de miembros
inferiores, inclinación pélvica o actitudes viciosas.
Para una correcta valoración de la actitud de la
cadera se explora al paciente en decúbito supino, de
modo que las crestas ilíacas antero-superiores estén
a la misma altura y que una línea virtual que las una
sea perpendicular al plano sagital del cuerpo,
manteniendo la región lumbar en contacto con la
mesa de exploración.
En procesos inflamatorios la cadera suele adoptar
una actitud en flexión, abducción y rotación interna.
En las coxopatías subagudas y crónicas no es raro
encontrar amioatrofias en el muslo y nalga del lado
afectado.
En el examen buscaremos puntos dolorosos a la
palpación como ocurre en la bursitis trocanterea e
isquioglútea y en la tendinitis de los aductores. Se
investigarán otras causas de dolor en ingle y muslo
tales como adenitis, hernias (inguinales y crurales) o
tendinitis.
Los movimientos de flexión, rotación (interna y
externa), aducción y abducción, se exploran con el
paciente en decúbito supino.
La abducción y la aducción se valoran desplazando
la extremidad con una mano mientras fijamos la
espina ilíaca anterosuperior (ipsilateral en la
aducción y contralateral en la abducción) con la
otra.
La extensión y los rodamientos se evalúan con el
paciente en decúbito prono.
Las coxitis de cualquier etiología provocan limitación
dolorosa proporcionada de toda la movilidad.
En las artrosis, la flexión permanece relativamente
preservada. La afección de estructuras
periarticulares permite, pese al dolor, alcanzar una
amplitud normal en los movimientos pasivos.
Hip Region Exam
 Trochanteric bursa  Femoral-acetabular joint
RODILLA.
Esta articulación de carga, anatómicamente compleja
(ligamentos cruzados, fibrocartílagos meniscales) posee
especial importancia por su tamaño, vulnerabilidad,
accesibilidad y riqueza semiológica.
Normalmente los ejes de la pierna y el muslo forman un
ángulo abierto hacia afuera de unos 175°.
Inspección: buscaremos alteraciones de la alineación
(varo, valgo, recurvado o deformidad en flexión). Las
desviaciones en la alineación normal son :
Genu varum o disposición arqueada de las piernas (en
O, en paréntesis).
Genu valgum con aproximación de las rodillas a la línea
media (piernas en X)
Genu recurvatum o deformidad en hiperextensión
Genu flexum o rodillas en flexión.
La atrofia del cuadríceps femoral es evidente en casos de
artritis crónica.
El agrandamiento o tumefacción de la rodilla puede ser
consecuencia de inflamación de las bolsas serosas
adyacentes (bursitis) o inflamación de la sinovial articular.
La bursitis prerrotuliana es de ubicación anterior.
La bursitis anserina (de la pata de ganso) se localiza en la
región anteromedial de la tibia.
La bursitis poplítea se encuentra a nivel del hueco
poplíteo.
Este tipo de tumefacciones da origen a tumefacciones
localizadas de la rodilla.
El derrame de la articulación de la rodilla, al igual
que el engrosamiento de la sinovial, son causa de
aumento de volumen uniforme. Puede observarse
enrojecimiento cutáneo u otras lesiones de la piel
que acompañan al cuadro inflamatorio.
Palpación. Se percibe la temperatura local y se
localizan áreas dolorosas.
La palpación de la interlínea articular con la rodilla
en ligera flexión puede causar dolor difuso (artritis,
artrosis), al igual que la de la rótula con rodilla
extendida (síndrome patelofemoral) y la de los
ligamentos laterales cuando están lesionados
(rodilla flexionada o extendida)
Comprobación de derrames en la rodilla:
Depende del volumen del líquido. Los derrames
pequeños se evalúan con el signo de la
protuberancia o de Poley: se percute la cara interna
de la rodilla, lo que desplaza el líquido hacia la
bolsa suprarrotuliana, luego el examinador mueve la
mano hacia abajo por la cara externa de la rodilla, el
líquido se desplaza hacia la línea media y se
aprecia una protuberancia de la onda del líquido.
Los derrames más grandes pueden evaluarse por
peloteo de la rodilla o la prueba de la onda líquida.
El peloteo de la rótula o choque rotuliano
consiste en: con el paciente en decúbito
supino, en la compresión del fondo de saco
prerrotuliano con la mano izquierda mientras
que con la derecha se empuja la rótula
contra el fémur. Si existe derrame se percibe
la sensación de detención brusca de la rótula
cuando contacta con la superficie del fémur
(“choque rotuliano”).
Este fenómeno se produce en presencia de
cierta cantidad de líquido y está ausente en
los derrames a tensión y en casos de
hipertrofia sinovial.
Knee Joint Exam
 Palpate synovial reflection at inferomedial and inferolateral margins of
patella
A fin de realizar la prueba de la onda líquida o signo del
témpano, el examinador coloca una mano alrededor de la
bolsa suprrotuliana y usa la otra para comprimir la rótula,
en caso de haber líquido se siente una onda en el área
bajo la rótula.
Lesiones de ligamentos laterales de la rodilla:
Dolor a la presión a nivel del ligamento afectado.
Aumento de la movilidad lateral de la rodilla.

Con el paciente en decúbito supino, el explorador


fija con una mano el tercio inferior del fémur y con
la otra imprime a la rodilla movimientos de aducción
(dolor en las lesiones de ligamento lateral) y de
abducción (dolor en las lesiones del ligamento
medial).
También se puede conocer el estado de los
ligamentos laterales de la rodilla, al mismo tiempo
que se explora el estado de los meniscos, mediante
la maniobra de Apley.
Con el paciente en decúbito prono con el muslo fijo
y la rodilla flexionada en ángulo recto. El explorador
induce una rotación interna del pie para explorar el
ligamento y el menisco externos, primero
traccionando y después repite la maniobra
presionando. Si el dolor se desencadena con la
tracción es el ligamento y si aparece con la presión
es el menisco. Para explorar el ligamento medial y
el menisco interno se ejecutan los mismos
movimientos, pero induciendo una rotación externa
del pie.
Prueba para comprobar el desgarro de meniscos: la
rodilla está hipersensible sobre la línea articular y
el desgarro puede comprobarse con varias
pruebas.
 Maniobra de McMurry: se efectúa con el paciente
en decúbito dorsal. Se flexiona al máximo la
rodilla y el examinador coloca su mano sobre la
línea articular externa e interna. A continuación se
extiende la rodilla y se la flexiona y extiende de
nuevo, primero con rotación interna y luego con
rotación externa aplicada a la pierna. El resultado
positivo consiste en intensificación del dolor en la
extensión de la rodilla y rotación de la pierna, así
como la palpación de un clic sobre el menisco.
La movilidad de la tibia en sentido anteroposterior
en la práctica es inexistente y cuando se hace
evidente indica la existencia de lesión de los
ligamentos cruzados. Su exploración se realiza
en decúbito supino, con la cadera y rodilla
flexionadas a 45 y 90°, respectivamente. Con las
dos manos el explorador, rodeando el tercio
superior de la pierna imprime un movimiento
brusco hacia delante, y si se produce una
movilidad exagerada significa que el ligamento
cruzado anterior se encuentra lesionado (signo
del cajón anterior). El ligamento cruzado posterior
se examina mediante la realización de la misma
maniobra en sentido contrario.
La exploración de la rótula se debe realizar con el
paciente en decúbito supino, con la rodilla
extendida. El desplazamiento rotuliano que se
acompaña de crujidos, el dolor agudo al presionar
sobre la cara posterior de la rótula, así como el
dolor vivo a ese nivel con la extensión activa de la
rodilla (que empeora si se presiona la rodilla
durante este movimiento) son indicativos de la
existencia de un síndrome patelofemoral.
Los movimientos que puede realizar la rodilla en
condiciones de normalidad son:
Flexión: se explora doblando la rodilla; la activa suele ser
de 120 a 130°, mientras que la pasiva puede llegar a los
160°.
Extensión: se explora estirando la pierna y pidiendo al
paciente que fuerze la extensión (hiperextensión).
Normalmente es de 10 – 15°.
Rotación: la máxima rotación interna es de 30° y la
externa de 45°. Su exploración se realiza con la pierna en
flexión (60°) siendo el explorador el que induce
movimientos rotatorios.
Para evaluar el estado de la musculatura de la rodilla se
solicita al paciente que realice movimientos de flexión y
extensión, mientras el explorador se opone a ellos.
TOBILLO Y PIE.
La inspección del tobillo y pie se inicia con el examen de
la marcha y de las características del calzado del
paciente. El examen debe realizarse con el paciente
descalzo. Debemos observar posibles equimosis y
tumefacciones, que, a su vez, pueden ser circunscritas,
como en algunos esguinces, o difusas como acontece
en la mayoría de las sinovitis.
Hay que analizar la estática global del pie bajo carga y
detectar alteraciones de la bóveda plantar.
En el pie plano se pierde la bóveda longitudinal normal,
se observa una desviación en valgo (abducción del
calcáneo) y una pronación del pie. Se confirma porque
el talón y la suela del calzado sufren mayor desgaste en
su parte interna. Suele ser motivo de tarsalgia en
personas jóvenes.
Ankle Exam
 For tibiotalar joint,
palpate 1 cm
anterior to distal
medial malleolus
just medial to
extensor tendon
and palpate anterior
to distal fibula
Medial Foot Exam
 Palpate talonavicular joint
2 cm anterior to distal
medial malleolus
Metatarsophalangeal Exam
 Palpate MTP joint with
second and third fingers
on plantar surface while
stabilizing joint with
thumb on anterior
surface
Interpharyngeal Joints of Toes
 Palpate lateral sides of
joint line with thumb
and index finger
 Palpate anterior and
plantar surfaces with
thumb and index finger
of opposite hand
El pie cavo se caracteriza por un aumento de la
concavidad de la bóveda longitudinal, que en
casos extremos impide que la parte media del pie
se utilice como zona de apoyo. Al contrario del
pie plano, el calcáneo se desvía en varo
(aducción) y el pie en supinación. El desgaste del
calzado es opuesto al del pie plano.
En el pie equino se produce una flexión plantar
anormal, perdiéndose el contacto del talón como
superficie de apoyo para soportar el peso.
El pie talo o calcáneo se caracteriza por el
contacto notable del talón con la superficie de
apoyo durante la marcha.
Las deformidades de los ortejos pueden ser del tipo de
ortejos en martillo, como consecuencia de la extensión
de las articulaciones MTF e IFD y la flexión de la IFP.
El ortejo en garra se encuentran flexionadas las dos
articulaciones IF, con la MTF en extensión.
Hallux valgus es una anomalía muy importante, que
consiste en la desviación del primer metatarsiano hacia
la línea media mientras el dedo se desvía lateralmente,
por encima o por debajo de los otros dedos. En el vértice
puede desarrollarse un bunio (juanete).
El hallux rigidus es una deformidad dolorosa en flexión
del ortejo mayor que se acompaña de limitación en el
movimiento de la MTF.
La observación posterior del pie nos informa de
las alteraciones que pueden existir a nivel del
tendón de Aquiles. Puede hallarse una
tumefacción debida a inflamación del propio
tendón o a las bolsas preaquilianas o
retroaquilianas. También se pueden localizar en
le tendón de Aquiles nódulos reumatoídeos, tofos
y xantomas.
El dolor vivo a la palpación en algunas de las
zonas accesibles del calcáneo (talalgia) suele ser
secundario a bursitis subcalcánea, a bursitis
plantar o periostitis y se acompaña de algia
intensa al apoyar el talón en el suelo.
Palpación: se buscarán puntos dolorosos en
ligamentos, vainas sinoviales e interlíneas
articulares.
Las periartritis y edemas (venosos y/o linfáticos)
son bastante comunes en esta región y deben
diferenciarse de la sinovitis, en la que la presión
no deja fóvea y la tumefacción está restringida a
la interlínea articular.
Los movimientos de flexión y extensión del pie
son los correspondientes a la articulación del
tobillo:
Flexión plantar: dirigiendo el pie hacia el suelo
se alcanza una flexión de 60 – 70°.
Flexión dorsal: dirigiendo el pie hacia arriba se obtiene un
arco máximo de 30 – 35°.
La abducción y la aducción del pie (articulación
subastragalina) se explora con el paciente sentado y el pie
colgando. Mientras una mano sujeta la pierna, la otra se
fija en el talón y lo desplaza hacia fuera y hacia dentro.
La pronación y supinación (articulación mediotarsiana) se
explora fijando el talón con una mano mientras la otra
abraza el antepie y realiza los movimientos de pronación y
supinación.
La inversión y eversión del pie se valora dirigiendo la
planta del pie hacia el otro pie y después hacia fuera,
doblando el pie y el tobillo.
La primera articulación MTF tiene un movimiento de
flexión plantar y de flexión dorsal de unos 45° en cada
dirección.

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