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EL MES DE TEVET

Tevet es el décimo mes del año, siguiendo la cuenta de los meses que comienza con el
mes de Nisán. El nombre Tevet —así como el de los demás meses— fue puesto por los
judíos en Babilonia. En el Libro de Ester (2:16), el mes es denominado el décimo mes, que
es el mes de Tevet.

Rosh Jodesh Tevet es observado algunas veces durante un solo día, y otras durante dos. El
mes de Tevet mismo siempre tiene 29 días, por lo que el mes de Shvat que le sigue,
siempre tiene un único día de Rosh Jodesh.

MES DE AMARGURA

Durante el mes de Tevet se observan tres días de ayuno en conmemoración de tres


calamidades que ocurrieron al pueblo de Israel —en el octavo, noveno, y décimo día del
mes—. Los ayunos del octavo y el noveno día son llamados "ayunos de los justos". En esto
dias sólo ayunan determinados individuos, en tanto que el 10 de Tevet es un ayuno público,
para toda la comunidad. _

El ayuno del 8 de Tevet conmemora el día en que la Toráh fue traducida al griego a
instancias del rey Talmái [Ptolomeo Filadelfo]. Los Sabios (Sofrím 1:7) señalan, que ese día
[cuando la Toráh fue traducida al griego] fue tan calamitoso para Israel como el día en que
el pueblo judío construyó el becerro de oro, ya que resulta imposible traducir la Toráh
correctamente.

El ayuno del 9 de Tevet conmemora las muertes de Ezrá, el Escriba, y Nejemiá ben Jaklaiá,
quienes guiaron fielmente a los judíos en su regreso del cautiverio babilónico. Cuando
murieron, el pueblo de Israel quedó sumido en un gran desconsuelo, pues su pérdida fue
irreparable.

El ayuno del 10 de Tevet es un ayuno público; en ese día Nabucodonosor, rey de Babilonia,
comenzó el sitio de Jerusalén durante la época del primer Beit HaMikdash. El sitio se
prolongó por tres años consecutivos hasta que finalmente logró abrir una brecha en las
murallas de la ciudad el día 9 de Tamuz.

Además de estos, hubo otro acontecimiento funesto que tuvo lugar durante el mes de Tevet,
aunque no se declaró un ayuno en su conmemoración. El 1 de Tevet, el rey Iejoniá de
lehudá fue obligado a exiliarse junto con los Sabios y nobles de Jerusalén ocasionando que
la ciudad quedara desamparada y a merced del enemigo.
También el 23 de Tevet marca un día trágico en la historia del pueblo judío. En ese día, en
el año 5277 (1577), una gran calamidad se abatió sobre los judíos de Portugal, quienes
fueron expulsados de su tierra o amenazados y sometidos a distintas clases de torturas a fin
de que renunciaran a su fe en Dios y se convirtieran a la de los amos de turno. Aun así,
muchos de ellos se negaron, entregando sus vidas en aras del Cielo y santificando de ese
modo el Nombre de Dios. Otros, sólo aceptaron la nueva religión "exteriormente", a ojos de
los demás, por causa de las crueles aflicciones a que fueron sometidos, al tiempo que su
llanto y angustia los consumía por dentro lamentándose profundamente de esta enorme
desgracia.

A excepción de los últimos días de Janucá —que celebramos al comienzo del mes— Tevet
no posee ninguna otra Festividad.

SEIS DÍAS DE AYUNO

Durante el año hay seis días en los cuales es obligatorio ayunar. Uno de ellos fue ordenado
por la Toráh —Iom Kipur—; cuatro fueron establecidos por los Ultimos Profetas (Jagai,
Zejariá y Malají): el 3 de Tishrei (Tzom [Ayuno de] Guedaliá, ver pág. 51), el 10 de Tevet
(Asará beTevet, ver pág. 324), el 17 de Tamuz (Shivá Asar beTamuz, ver Vol. 2) y el 9 de
Av (Tishá beAv, ver Vol. 2) ["Así dijo el Dios de las huestes: El ayuno del cuarto mes
(Tamuz), el ayuno del quinto (mes, Av), el ayuno del séptimo (mes, Tishrei), el ayuno del
décimo (mes, Tevet)...; Zejaria 8:19]; y uno fue introducido por los Sabios luego de la época
de los Profetas: el Ayuno de Ester (Taanit Ester, ver pág. 417).

Iom Kipur fue fijado por la Toráh como un día de arrepentimiento y expiación, como declara
el versículo (Levítico 16:29): Y esto tendréis por estatuto perpetuo: en el séptimo mes, a los
diez días del mes, afligiréis vuestras almas...

Los cuatro días de ayuno instituidos por los Profetas conmemoran nuestro dolor por la
destrucción del Beit HaMikdash y el exilio de Israel de su tierra. El ayuno del 17 de Tamuz
conmemora la apertura de la brecha en las murallas de Jerusalén durante la época del
segundo Beit HaMikdash y otras calamidades (véase el Vol. 2). En el 9 de Av fueron
destruidos, con uno 500 años de diferencia, el primer y segundo Templo (ver Vol. 2). En el
día 3 de Tishrei, Guedaliá ben Ajikám —el gobernador judío de la Tierra de Israel luego de
la destrucción del primer Beit HaMikdash— fue asesinado, poniendo fin al gobierno
autónomo de los judíos (ver pág. 51). El 10 de Tevet, Nabucodonosor, rey de Babilonia,
comenzó a sitiar Jerusalén.
El Ayuno de Ester fue adoptado por los Sabios y el pueblo de Israel en recuerdo del ayuno
observado durante los días de Mordejái y Ester, cuando los judíos se reunieron para
defenderse de sus enemigos y también en conmemoración al observado en Shushán
cuando el decreto de Hamán se hizo público, demandando la aniquilación de todos los
judíos.

Los ayunos de Iom Kipur, Tishá (nueve) de Av y Asará (diez) de Tevet se observan durante
los días prescriptos por la Toráh y los Profetas respectivamente, cada uno en la misma
fecha en que sucedieron los acontecimientos.

El Ayuno de Ester, sin embargo, no fue establecido en la fecha original en que los judíos de
Shushán habían ayunado, pues ellos lo hicieron los días 13, 14 y 15 de Nisán, es decir, en
Pesaj. En esa época, los Sabios en Shushán habían acordado permitirles ayunar en Pesaj
porque la nación entera se encontraba en peligro de muerte. No obstante, cuando los
Sabios fijaron la fecha del ayuno para las generaciones posteriores, eligieron el 13 de Adar,
día en que los judíos se congregaron para librar batalla contra sus enemigos [y el día
siguiente habría de ser observado como Purím, en conmemoración de su victoria]. El ayuno,
entonces, sirve para conmemorar dos acontecimientos: el ayuno al que se sometieron
cuando se reunieron para luchar contra sus enemigos (el 13 de Adar), y el ayuno de
Mordejái, Ester y los judíos de Shushán (el 13, 14 y 15 de Nisán), al enterarse del decreto
de aniquilación ideado por Hamán.

El ayuno de Tamuz fue originalmente establecido para el 9 de Tamuz, ya que fue en ese día
que los ejércitos de Nabucodonosor abrieron una brecha en las murallas que rodeaban
Jerusalén, durante la época de la destrucción del primer Beit HaMikdash. Sin embargo,
luego de la destrucción del segundo Beit HaMikdash, Rabí Iojanán ben Zakái y los Sabios
de su generación pasaron el ayuno al 17 de Tamuz, día en que se abrió una brecha en las
murallas de Jerusalén durante la época del segundo Beit HaMikdash. La destrucción del
segundo Gran Templo es considerada un hecho de un grado de calamidad superior, pues el
primer Beit HaMikdash fue reconstruido rápidamente luego de su destrucción, en tanto que
el segundo aún no ha sido reconstruido. Debido a que ambas fechas coinciden en el mismo
mes, el ayuno sigue observándose, de todos modos, en el mes original prescripto por los
Profetas.

En cuanto al Ayuno de Guedaliá, hay divergencia de opiniones: Algunos sostienen que


Guedaliá fue asesinado el 3 de Tishrei, y el ayuno se realiza en ese día, mientras que otros
opinan que fue asesinado el primer o segundo día de Tishrei, pero dado que esos días
corresponden a Rosh HaShaná, el ayuno fue postergado hasta el tercer día del mes.
EL 10 DE TEVET

Desde el día en que el pueblo de Israel entró a la Tierra Prometida, bajo el liderazgo de
Iehoshúa, sucesor de Moshé, vivió en su tierra durante un período de 850 años dando a luz
veinte generaciones de hijos y nietos, hasta que el despiadado Nabucodonosor, rey de
Babilonia, se alzó en su contra y lo obligó a exiliarse. De este período, 440 años
transcurrieron hasta que Shlomó HaMélej (el Rey Salomón) construyó el primer Beit
HaMikdask, y otros 410 años hasta que los ejércitos de los babilonios [cuyo reino estaba
situado en la antigua Caldea, motivo por el cual el Talmud los denomina Casdim] lo
destruyeron.

Cuando el pueblo de Israel entró por primera vez en la Tierra prometida estaba destinado a
permanecer allí eternamente, pues Dios había dicho a Avraham (Génesis 13:15): Porque
toda la tierra que ves la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Dios sólo puso una
condición: Guardaréis todos Mis estatutos y todas Mis leyes, y los cumpliréis, no sea que la
tierra en la cual Yo os introduzco para que habitéis en ella os vomite (Levítico 20:22); y no
sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó
antes que vosotros (ibíd. 18:28).

Rashi, en su comentario sobre este versículo, cita de Torat Kohaním: Ello puede compararse
con un príncipe al que se le dio comida en mal estado; como no la pudo retener, la vomitó. De
igual manera, la Tierra de Israel no puede contener a aquellos que pecan.

Y aconteció a los nueve años de su reinado, en el décimo mes, a los diez días del mes, que
Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército hacia Jerusalén y la sitió,
levantando muros a su alrededor. Y la ciudad se mantuvo sitiada hasta el año undécimo del
reinado del rey Tzidkiahu. A los nueve días del mes el hambre prevaleció en la ciudad,
hasta que no hubo pan para el pueblo. Y se abrió una brecha en el muro de la ciudad... (II
Reyes, 25:1-4).

Y en el mes quinto, a los diez días del mes... vino Nevuzaradán, capitán de la guardia... y
quemó la Casa de Dios, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalén... Todos los muros
que rodeaban a Jerusalén fueron destruidos... El resto de la multitud fue exiliada por
Nevuzaradán (Jeremías 52:12).

Vemos, pues, que el 10 de Tevet —cuando se inició el sitio de Jerusalén— fue el comienzo
de toda una cadena de calamidades que finalmente concluyó con la trágica destrucción del
Beit HaMikdash y el destierro de Iehudá.
AYUNAR PARA CORREGIR LOS PECADOS

Maimónides escribe lo siguiente (Leyes del Ayuno 5):

El ayuno del 10 de Tevet es como los demás ayunos que fueron establecidos para lamentar la
destrucción del Beit HaMikdash y el exilio de Israel. Sin embargo, el propósito principal del
ayuno no es el dolor y el lamento, pues la aflicción sentida cuando tuvieron lugar estos
acontecimientos fue suficiente. Por el contrario, su finalidad fundamental es la de estimular el
arrepentimiento, recordarnos las malas acciones de nuestros antepasados, como así también
las propias acciones que acarrearon, a ellos y a nosotros, grandes tribulaciones. Mediante el
recuerdo de todo esto nos arrepentiremos y obraremos correctamente, como expresa el
versículo (Levítico 26:40): "Y confesarán sus pecados y los pecados de sus antepasados por
el mal que Me han causado...".

Nuestros Sabios (Talmud Ierushalmí, Iomá 1) enseñaron: "Toda generación en la cual no es


reconstruido el Beit HaMikdash, es considerada como si lo hubieran destruido", puesto que
cada generación tiene la capacidad de despertar la misericordia Divina, redimir a Israel de
sus enemigos, reunir a sus exiliados de los lugares en que se encuentran dispersos, y
reconstruir el Beit HaMikdash. ¿Cómo se puede lograr? Mediante un arrepentimiento
íntegro y la enmienda de los pecados de las generaciones anteriores. Mientras no llegue la
salvación ello mismo es señal de que aún no nos hemos arrepentido de nuestros pecados, y
por eso estamos sufriendo a causa de nuestras propias transgresiones y las de nuestros
antepasados. Es como si estuviésemos retrasando la redención final, y como si nosotros
mismos hubiésemos provocado la destrucción.

Incluso cuando el Beit HaMikdash se encuentra en ruinas e Israel permanece en exilio, y


nuestra tierra yace desolada en manos foráneas — ninguno de estos factores puede ser
visto como señal de que Dios se ha "divorciado" de Su pueblo —Dios no lo permita—. No
decretó un exilio perpetuo para los judíos, como tampoco una destrucción eterna para Su
Santuario. Exilio, destrucción y angustia — todo ello es temporario y puede, en cualquier
momento de misericordia Divina, ser transformado en regocijo. Que el pueblo judío viva en
su tierra, y la construcción del Gran Templo — es lo único que fue destinado a ser eterno.

EXILIO TEMPORARIO

El versículo expresa: ...No sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como
vomitó a la nación que la habitó antes que vosotros (Levítico 18:28). Este versículo no es
sólo una advertencia, sino también una promesa. Dios asegura a Israel que incluso de
contaminar la tierra, ella no los expulsará. Sólo la nación que la habitó previamente fue
"vomitada" a perpetuidad, para nunca regresar, así como aquel que vomita y nunca volverá
a tragar aquello que ha expulsado de su cuerpo, pues le resulta repugnante. Más Israel no
fue "vomitada" por la tierra, sino desterrada a raíz de sus pecados, pero pronto regresará
para poseerla como heredad eterna. Su retorno solo depende del arrepentimiento y la
misericordia Divina que apresurarán el momento de la redención final.

Por lo tanto, el objetivo del ayuno es someter nuestra mala inclinación restringiendo el
placer, y abrir así nuestros corazones al arrepentimiento y las buenas acciones, con lo cual
se nos abrirán los portales de la misericordia Divina.

De modo que toda persona debe comprometerse seriamente a examinar sus acciones y
arrepentirse durante estos días [de ayuno], ya que ello constituye su propósito fundamental.
Como declara el versículo (Ioná 3:10) respecto de los habitantes de Ninvé: Y Dios vio sus
acciones. Los Sabios (Taanit 22a) explicaron: No dice que Dios vio sus cilicios y ayunos,
sino que Dios vio sus acciones — es decir, el propósito de su ayuno era servir como medio
para despertar en ellos eI arrepentimiento [y al hacerlo, sus acciones eran ahora
consideradas dignas].

Leemos en Jaiéi Adám (133):

Así, aquellas personas que ayunan pero pasan el día viajando o malgastando su tiempo,
sólo toman en cuenta lo secundario [el ayuno] y dejan de lado lo esencial [el
arrepentimiento]. Sin embargo, el arrepentimiento por sí solo —sin ayuno— no basta, ya
que es mandamiento positivo, instaurado por los Profetas, ayunar en estos días.

Nuestros Sabios (Talmud lerushalmí, Taanit 2) declararon:

En cuanto a todo ayuno que no sea cumplido correctamente, el versículo expresa (Jeremías
12:8): "Ha levantado su voz contra Mí, por tanto, la aborrecí".

LEYES DEL AYUNO

 Si el ayuno público coincide con Shabat, no ayunarnos ese día sino que lo
postergamos al siguiente. La excepción a esta regla es Iom kipur, que fue ordenado
por la Toráh, y en consecuencia se observa en su fecha —el 10 de Tishrei— aunque
acaezca en Shabat. Los Gueoním escriben que lo mismo se aplicaba en cierta
época al 10 de Tevet, pues sobre este día está escrito (Ezequiel 2:3): En este mismo
día [o sea, ni antes ni después]. Sin embargo, conforme los cálculos del calendario
que utilizamos actualmente, el 10 de Tevet nunca puede acaecer en Shabat.
 Si el ayuno público coincide con un día viernes, ayunamos durante todo el día,
aunque entremos al Shabat en ayunas. No obstante, según nuestro calendario, el
único ayuno público que puede acaecer en un día viernes es el del 10 de Tevet.

 En todos los ayunos públicos, con excepción de Iom Kipur y Tishá beAv (el 9 de Av),
se puede comer durante la noche anterior —si no fue a dormir en ningún momento—
hasta el amanecer ("alót hashá-jar"). Sin embargo, si sí durmió ("shinát kéva") y se
levantó antes que amaneciera, no puede comer —pues se considera que él ya ha
comenzado el ayuno— a menos que antes de irse a dormir haya estipulado
específicamente que comería al levantarse antes de salir el sol. Quien acostumbra
habitualmente beber algo cuando se levanta, puede hacerlo antes que amanezca,
incluso si no formuló ninguna condición al respecto antes de irse a dormir. Aquellos
que se conducen de acuerdo a la "Kabalá" no vuelven a comer una vez que se han
ido a dormir.

 En los ayunos de Guedaliá [el 3 de Tishrei], 10 de Tevet, 17 de Tamuz, y en el


ayuno de Ester [el 13 de Adar], está permitido asearse y untar su cuerpo como así
también calzar zapatos de cuero. Estas actividades se prohíben sólo en Iom Kipur y
Tishá beAv.

 Un enfermo —incluso si su vida no corre peligro—, una mujer embarazada o una


madre que amamanta, a quienes les resulta difícil ayunar, así como también los
menores, no están obligados a ayunar .en estos cuatro días. Tampoco precisan
compensar el no haberlo hecho ayunando luego, cuando se encuentren físicamente
capacitados para hacerlo, puesto que han actuado conforme a la ley.

 Aquellos que no están obligados a ayunar deben abstenerse, no obstante, de comer


en público, y no excederse en sus comidas. Más bien, deben comer sólo lo
imprescindible para su bienestar físico. Asimismo, es conveniente educar a los niños
dándoles solamente la cantidad de comida necesaria y disminuir sus deleites, para
que de esa forma puedan experimentar un sentimiento de congoja junto con toda la
comunidad.

 Somos más indulgentes respecto del Ayuno de Ester que en relación a los demás,
puesto que éste se originó como una costumbre rabínica más que como un decreto
de los Profetas.

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