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p. 223: se trata de buscar un modo de pensar que pueda llevar a la teoría el pensamiento
efectivamente formado en la vida
La libertad personal sólo tiene consistencia si tiene enfrente un Dios personal que se distingue
del ser finito. p. 237: Esto no está en la primera edición de las Cartas sobre Spinoza ni en
David Hume, sino en la segunda edición de 1789, en el “Prefacio”, en el Tratado sobre la
libertad y en el “Apéndice VII”. Toda demostración conduce al fatalismo porque le subyace
el principio del fundamento. La aplicación de este principio produce conocimientos mediatos,
“mediaciones”. p. 238: mediación es la esencia del conocimiento finito; éste no puede
alcanzar lo inmediato. Sólo conoce lo condicionado en su condicionalidad. Lo
incondicionado tiene que ser captado inmediatamente. No puede obtenerse a partir de lo
condicionado, como un ascenso. De lo incondicionado debemos tener una certeza previa,
separada de lo condicionado, la cual nos permite pensar lo condicionado. Lo incondicionado
es sobrenatural. En la autocerteza tenemos de hecho un saber primero de lo incondicionado,
pues nos captamos como condicionados, pero esto supone lo incondicionado. En el saber
simple e inmediato de nosotros mismos ya está siempre en marcha un saber inmediato de lo
incondicionado. p. 239: lo incondicionado lo piensa Jacobi con la irreductibilidad de todo lo
asociado al verbo ser. Todo lo que existe es irreductible, tanto lo que explicamos
mediatamente como lo que captamos inmediatamente. Pero lo incondicionado no puede ser el
mero “ser en todo ser”. Sin embargo, se nos anuncia como “eso es” (es ist). Tenemos que
pensarlo como un Dios personal
p. 240: no tenemos que querer deducir la existencia a partir del ser; y tenemos que renunciar a
querer demostrar el ser. Lo infinito se anuncia en lo finito como la primera certeza. Con todo
esto, está el camino hacia Hölderlin y las respuestas contra Fichte
p. 249: Hölderlin sostiene que la teoría no puede exponer con conceptos suficientes el
auténtico primer fundamento omnideterminante. Así, sintetiza a Niethammer, que descree de
la posibilidad de fundamentar teóricamente la filosofía, y a Jacobi, que decía que en el
comienzo de toda filosofía tiene que ocurrir una presuposición no teóricamente justificable de
lo infinito, que refiere, con el nombre de “ser”, al fundamento indeducible superior a todo lo
explicable. Lo presupuesto no puede ser retrotraído hacia el interior del saber; posibilita el
saber
p. 251: el “Yo soy” de Fichte está más allá de la relación sujeto-objeto, o sea, más allá de la
autoconciencia. El Yo del “Yo soy” se acerca a la sustancia spinozista en la medida en que
Spinoza expone a Descartes diciendo que la conciencia “existo” tiene que preceder a la del
“cogito”. También se acerca al ser que, según Jacobi, es el principio de la filosofía spinoziana
“Konstellationen”
p. 42: la búsqueda histórica de las fuentes tiene que ir de la mano con la comprensión del
punto teórico de la filosofía clásica alemana: la comprensión de lo oscuro de la
fundamentación metódica del pensamiento
“Philosophisch-theologische Problemlagen…”
p. 188: Kant: los principios de la conciencia ética se obtienen a partir de la autoconciencia de
la razón práctica→189: también la religión se fundamenta en esa autoconciencia práctica.
Pero los artículos de fe de esta religión no van más allá que el deísmo
p. 202: Süskind: incluso la práctica eclesiástica se deja fundamentar con los postulados
prácticos, como medios de fomento de la moralidad. Incluso en los protestantes duros se ve,
entonces, que Kant sacudió la confianza en otro modo de argumentar que no fuera el kantiano
p. 208: la tesis de Jacobi es que el razonamiento de Lessing lleva la filosofía al absurdo. Por
eso hay que partir siempre de una creencia filosófica
p. 209: en el Apéndice VII, Jacobi busca fundamentar su creencia en sus propios términos, no
sólo reduciendo al fatalismo a Spinoza. p. 210: como lo incondicionado no puede estar en la
esfera de nuestro conocimiento explicativo, sólo puede ser recibido como nos es dado: “eso
es”, que corresponde a lo que según Jacobi era el ser o la sustancia de Spinoza. Con esto,
Jacobi se opone al supranaturalismo de Storr, sin caer en un naturalismo teológico (que
Henrich define unas páginas atrás). Desde el punto de vista de Jacobi, Storr nos quiere llevar
desde lo finito a lo infinito. En contra de esto, Jacobi está más cerca de Kant. Pero en Jacobi
faltan los fundamentos para afirmar su Dios personal. Con todo, en la precedencia de lo
infinito sobre lo finito se deja advertir una influencia spinozista. Entonces, cabe la posibilidad
de volver a traducir a Jacobi al lenguaje spinozista. p. 211: con Fichte, la propuesta jacobiana
de partir de lo incondicionado debía cobrar nueva luz. Y Schelling hace eso: define al Yo de
Fichte con medios jacobianos, todo partiendo de Spinoza. De Jacobi se toma la idea
spinozista de una verdad de lo incondicionado que todo lo funda, pero que no es a su vez
fundamentable